FICXLAB 2015

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FICXLAB, la sección dedicada al cine y vídeo experimental del Festival Internacional de Cine de Gijón organizada por LABoral y con la colaboración de la Revista Lumière retorna este año los próximos días 20 a 28 de noviembre con una propuesta que vuelve a aunar el trabajo de artistas visuales y cineastas experimentales. Entre los eventos más destacados de la programación de esta edición, destacan la proyección de obras seminales de R.Bruce Elder y Robert Nelson, así como programas dedicados a la obra de Nathaniel Dorsky, Helga Fanderl, João Maria Gusmão y Pedro Paiva ó José Val del Omar, entre otros.

Programa:

Emily Richardson
21 de noviembre, 17:00 & 22:15
La artista británica Emily Richardson ha producido durante la última década distintas piezas cinematográficas que ponen de relieve la importancia de la acción del ser humano en la construcción de cualquier entorno. Su mirada, gracias a un estilo muy objetivo y contenido, que apenas conoce movimientos de cámara, nos muestra espacios de tránsito, incluso banales, abarcando una amplia gama de lugares que van desde calles vacías del este de Londres hasta bosques, campos de petróleo del Mar del Norte, torres de la posguerra, cines vacíos o instalaciones militares de la Guerra Fría.

Se presentan películas en 16 mm de principios de la pasada década, obras con una escasa difusión en las que la artista colabora con distintos músicos para la construcción de un entorno marcado por la experiencia visual y sonora. Junto a ellas, un segundo programa incide en el hecho arquitectónico por medio del retrato de una serie de espacios de marcado diseño.

Los dos programas se completan con la instalación Beach house. Inauguración: 20 de noviembre a las 13 horas.

 


Paloma Polo
21 de noviembre, 19:30h
Paloma Polo es un investigadora y artista visual española con sede en Amsterdam y Manila. Ha participado de exposiciones como La Biennale di Venezia comisariada por Massimiliano Gioni en 2013.

Unrest se centra en el microcosmos de la vida y la gente de la región de Casiguran, en la provincia de Aurora, para señalar un problema macrocósmico de nuestro tiempo: el acaparamiento de tierras mediante SEZs, bases militares, corporaciones, industrias mineras, agroindustria, industrias del placer y el entretenimiento, especulación financiera, etcétera, con el consecuente desplazamiento y empobrecimiento de millones de mujeres y hombres en todo el mundo. Una minúscula fracción de desplazados es arrastrada a las orillas de Europa, con el único propósito de someterlos a abuso y explotación en los mercados laborales de los estados “asegurados”.

Además, tendrá lugar una mesa redonda en la que se tratarán los temas mostrados en la película y el trabajo de Paloma Polo. En esta mesa participarán la propia artista y el comisario Juan de Nieves.

 


José Val del Omar
26 de noviembre, 19:45h, LABoral Centro de Arte y Creación Industrial
José Val del Omar (1904-1982), uno de los cineastas (o cinemistas como él prefería que le llamaran) más originales y menos conocidos de nuestro país. Consideró, de manera pionera, el cine como un arte total en el que trabajó desde la experimentación más vanguardista tanto en la producción de obras como en la invención de artefactos y equipos.

En paralelo a la exposición que se celebra en LABoral, se presenta su “Tríptico Elemental de España”, de manera desbordada como él hubiese querido, en una proyección poco convencional, que concuerda con su espíritu transgresor.

El Tríptico, compuesto por Acariño Galaico (1961/1981–82/1995, concluido póstumamente), Fuego en Castilla (1958-60) y Aguaespejo Granadino (1953–55), se proyectará no en su orden cronológico, sino en el orden que el autor dispuso originalmente.

 


Thibault Jehanne
27 de noviembre, 19:45h
Graduado en 2013 en la Escuela Superior de Arte y Medios de Caen, Thibault Jehanne (Francia, 1989) trabaja principalmente con cine, vídeo, instalación y arte sonoro. Su preocupación como artista gira en torno a lo fugitivo de las imágenes, como demuestran sus trabajos con dispositivos tales como webcams, teléfonos móviles o películas sin imagen.

Ganador del premio FiCXLAB 2014 con Eclipse, nos acompaña de nuevo en esta edición para mostrarnos sus trabajos D226, Eclipse, Nuit Américaine, Bourbon St y Eskifjörður, al mismo tiempo que trabaja durante su residencia en LABoral, elaborando una nueva pieza audiovisual.

 


Programación Revista Lumière

 

R. Bruce Elder
22 de noviembre, 16:30h
Lamentations: A monument to the dead world Part 2: The Sublime Calculation
24 de noviembre, 19:45h, Centro de Cultura Antiguo Instituto
A gathering of crystals
La obra monumental de Bruce Elder parece construida con el objetivo de abrazar o aunar la inmensidad del mundo. Su gigantesca e inabarcable catedral cinematográfica, The Book of All the Dead (más de veinte filmes de duraciones en su mayor parte superlativas), tríptico inspirado por La divina comedia de Dante sobre la muerte de la Historia y de las imágenes, es tanto un tratado sobre materias en descomposición como un intento de ordenar el caos, de ver con claridad a través de la complejidad del mundo contemporáneo. Se podría hablar de ingenuidad quijotesca, pero quizás el trabajo de Elder está más cerca de esa ambición decimonónica, tan poco contemporánea, de crear una gran teoría para explicar nuestra realidad.

Cuerpo en descomposición, Lamentations camina rápida y pesadamente (sin que ambos conceptos entren en conflicto) hacia la abstracción total, a partir de una desconcertante banda sonora disonante creada para la ocasión por el músico Bill Gilliam en unas composiciones que parecen atentar contra las imágenes, diluyéndolas aún más. Un milimétrico y obsesivo proceso de desmantelamiento de ciertos preconceptos en torno a la Historia y el Arte. El fin del mundo de las imágenes es también el principio de su redención. Elder parece decirnos que las imágenes (y el sonido), una vez liberadas, pueden constituirse, a través del montaje, en una forma cinematográfica definitiva y, finalmente, a través de ella, mostrar la belleza real de los objetos visibles.

 


Robert Nelson
22 de noviembre, 22:15h
Para Robert Nelson, la motivación —artística o vital, indiferente— debía absolutamente provenir del goce. Del disfrute en cada acto, del jolgorio. Y, lo más crucial, de la fractura que sólo consigue el sentido del humor. Como toda su obra, Suite California Stops & Passes (1976-1978) es fruto de una inquietud ligera: necesidad por recrear un medio (ambiente) de forma que no prime la representación intelectual de los espacios, sino que produzca, con la película en acto, un Estado: en la encrucijada, estado geopolítico y estado emocional. Mostrar la intersección de los estratos que conforman un espacio, desde la intimidad hasta la Historia. Gracias a esta búsqueda de proliferación y no de tesis, nos acercamos al anhelo que el propio cineasta sentía, como espectador, de participar de una experiencia única, nueva y sensorial, pero nunca teórica.

Sin embargo, la travesía que es esta película sí transcurre por la especulación (discursiva, que no intelectual) de una proposición bipartita. En negativo, de Tijuana a Hollywood, vía Death Valley: crítica y parodia de un amor contraproducente al cine, la ironía de la industria y la asfixia de Los Ángeles. En positivo, de San Francisco a Sierra Nevada, ida y vuelta: las películas caseras, las panorámicas de la ciudad y la excursión al bosque, contrapuntos edénicos al desierto. Y es que, al fin y al cabo, la trayectoria topográfica que es Suite California impacta como intensísimo recordatorio de que la importancia del lugar, en tanto cardinal de la identidad, no es la de una determinación opresiva, sino la autonomía, la confidencia o encaro frente a los estímulos, el paisaje, lo que alimenta y lo que contamina. El compromiso, donde sólo podemos ser, ya sea nuestro ámbito cartográfico el cine o la tierra.

 


Nathaniel Dorsky & Helga Fanderl
23 de noviembre, 19:45h
Una historia de la fotosíntesis. Prelude e Intimations, de Nathaniel Dorsky
Desde que realizara Hours for Jerome, el cine de Nathaniel Dorsky parece ordenarse en secuencias estacionales que describen sentimientos de depresión y alegría. Películas oscuras, melancólicas y opresivas dan paso a otras luminosas y decididamente alegres. El cineasta no parece querer alterar los ritmos de la naturaleza, siguiendo el fluir del tiempo y las imágenes, con esa cámara que atraviesa los objetos que filma en busca de su esencia, de su espíritu. Se alternan filmes donde los planos son abiertos y vemos a los ciudadanos y los objetos de la vida diaria de San Francisco en toda su dimensión frente a otros donde apenas quedan las luces y los colores, formas geométricas que se funden rítmicamente a través de su montaje polivalente, asociaciones que tienen tanto de inspiración como de matemática divina.

Cada película de Dorsky es un misterio, un secreto íntimo sobre sí mismo, sobre su huella en el mundo, sobre sus sentimientos en el momento de rodar y montar esas imágenes. Recorrer la filmografía de Dorsky hasta hoy supone enfrentarse a un ejercicio de depuración, donde el propio estilo y las herencias de su cinefilia (desde los clásicos americanos hasta los maestros del cine europeo, pasando por sus compañeros del cine de vanguardia) se integran cada vez con mayor naturalidad en las imágenes, tanto que no parecen una creación, sino una experiencia trascendental realizada por alguien cuyo sentido de la vida y del cine se ha vuelto inseparable, según sus propias palabras.

Sales de plata y catalizadores de tiempos. Las películas en Súper 8 de Helga Fanderl
Las películas de Helga Fanderl se componen en la superficie. Esa misma superficie sobre la que se posan las sales de plata que conforman el conglomerado de la imagen. Como las cortezas de los árboles, es allí donde surgen las grietas de la historia, que en el caso de la cineasta son como pequeñas muescas, poemas de una vida que atestiguan un ahora sin ataduras, tras el cual se sitúa la complejidad de una obra monumental. Sus filmes en súper 8, silentes y montados en cámara, se erigen como una oda a una realidad presente (la cinematográfica) casi documental, pero actuando igualmente como testigos del pasado.

Modesta en sus formas pero no en sus planteamientos, estas películas se posicionan en nuestra mente como el faro de un tiempo anterior. Por una parte, son una rebelión discreta y enérgica contra el vídeo, que acerca y hace sentir no sólo las imágenes, sino también y sobre todo su materialidad. Por la otra, van de lo íntimo a lo general, son un bálsamo para los ojos y el corazón. Cada sesión, programada por la propia Fanderl, funciona como un catalizador de tiempos. Así, expectantes, asistimos a la resurrección continua del presente de las imágenes.

 


Jonathan Schwartz
23 de noviembre, 21:30h
Lo mínimo en tanto que frugal y la cualidad del extracto. En la obra de Jonathan Schwartz hay una discreta formulación que apunta a lo esencial y que, sin embargo, no se pretende simbólica. Una potencia posible gracias, de una parte, a la desenvoltura y espontaneidad (aprendida, seguramente, de sus mentores Saul Levine y Mark LaPore), pero también al insistente recreo en la cualidad de miniatura. Visión en diminuto, es decir, amplificación de la sustancia que así resiste, por su consistencia, en hacerse funcional, pero también sencillez sólida que abre el espacio de gracia donde se expone la materia bruta. Prescindir de la estructura pero custodiar un equilibrio, fuerzas oblicuas que tensan cada unidad discreta: el peso de una reiteración de caídas de esquí mientras en el proyector asciende el celuloide; una excursión o un baño en el río, un juego de sombras y un contraste con la blancura: el brote de una peonia o la apertura del diafragma; ilustraciones, fotografías, cuadros, animación en el corte fotograma a fotograma. Deslizamiento, a veces yuxtapuesto, a veces sobreimpresionado, de grano a párpado —o a la textura de vegetación y fauna concretas, las del enclave familiar, la sucesión de inviernos, Vermont.

Porque la virtud más preciosa en los filmes de Schwartz es su obstinación a no violentar lo conclusivo. Como ocurre con su analogía musical (la duración aúrea del sonido a 33 rpm, prolongación del eco) sus películas reverberan como canciones, poemas o elegías, donde el último matiz al desconcierto son las bandas de sonido, cuya sincronización esporádica —no del sonido directo, sino de un fuera lúdico— completa estas bagatelas tan escurridizas y tibias como un atardecer dentro de una casa, o como la naturalidad de ser padre. De hacer películas.

 


Thom Andersen
24 de noviembre, 22:15h
Proyección de la película The Thoughts That Once We Had (2015), en la que Thom Andersen inspira su historia en el libro La Imagen-Movimiento de Gilles Deleuze y en la comedia musical clásica hollywoodiense.

Como el propio Andersen dice de su trabajo: “The Thoughts That Once We Had cuenta sin duda más de lo que yo conozco. Aunque me enteré de una serie de hechos materiales sobre el cine y mi relación con éste mientras la realizaba. Pocos cineastas son capaces de hacer lo que Deleuze llama una "imagen-afección", un imagen que muestre un rostro con un sentimiento puro. Encontrar melodía en una mirada también es poco frecuente. Conocer ciertas cuestiones que, como leer en voz alta, es la más cinematográfica de todas las acciones, o que cuanto más enraizada esté la cámara, mejor (como me enseñó Joris Ivens). Mi interés por el cine es más carnal de lo que pensaba, lo que me interesa de la cámara no es lo que se da por hecho sino lo que se descubre en cada toma”.

 


Gusmão y Paiva
25 de noviembre, 22.15 horas
Retrospectiva de los artistas portugueses João Maria Gusmão y Pedro Paiva en donde se mostraran sus “ficciones filosófico – poéticas” a través de 26 películas proyectadas en 16 mm donde veremos un mundo caleidoscópico, híbrido, donde se dan citan ciencia, filosofía y religión.

João Maria Gusmão y Pedro Paiva han estado colaborando desde 2001 para hacer lo que ellos llaman “ficciones poético- filosóficas”, que han les han llevado por museos y centro de arte de todo el mundo, hasta la Bienal de Venecia. La mayoría de sus obras toman la forma de la escultura, la instalación y el cortometraje con actores amateur y efectos que prescinden de las “altas tecnologías”. Sus piezas demuestran un interés continuo por lo paranormal, lo inexplicable, la ilusión y la complejidad en la producción de imágenes.

 


Retrospectiva parcial del grupo Zanzíbar
El colectivo de cineastas y artistas Zanzíbar fue pionero en reivindicar aquello de que lo personal, en primera instancia, es político. El grupo Zanzíbar se crea en la Francia de 1968, aunque sus coordenadas no pasan por la militancia de partido o sindicato, sino por el hedonismo y la experimentación cercana al underground neoyorquino de la Factory. Entre sus miembros encontramos a autores como Serge Bard, Philippe Garrel, Francis Conrad o Jackie Raynal. Sus películas suponen una aportación significativa al patrimonio cinematográfico de mayo del 68, siendo menos ideológicamente estrictas que, por ejemplo, la obra de Jean-Luc Godard. Herederos del espíritu dandi de Rimbaud, del que sacaron el nombre de Zanzibar, la psicodelia, el sexo, las drogas y las posiciones políticas marginales incluso dentro de los márgenes, definen a este grupo de jóvenes amigos y amigas articulado en torno a un cine-club casero en rue de l'Échaudé de Paris, y sólo posible gracias al dinero y la sintonía con su mecenas, Sylvina Boissonnas.

26 de noviembre, 17:00h
Sesión 1: Serge Bard, Détruisez-Vous

26 de noviembre, 22:15h
Sesión 2
- Frédéric Pardo, Home Movie autour du Lit de la Vierge de Philippe Garrel
- Francis Conrad, Heads and Tales

27 de noviembre, 17:00h
Sesión 3: Jackie Raynal, Deux Fois

27 de noviembre, 22:15h,
Sesión 4: Serge Bard, Fun and Games for Everyone

Galería de imágenes: 

Intimations (Nathaniel Dorsky, 2015)
Intimations (Nathaniel Dorsky, 2015)

Local: 

Fechas: 

De Viernes, Noviembre 20, 2015 (Todo el día) hasta Sábado, Noviembre 28, 2015 (Todo el día)

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