La vista y el pensamiento. En el paso de los días, el avance interior se corresponde con una pieza del mundo exterior, la condición real que permite la digresión interior y permite que el artista volver de nuevo a esta ventana, a este árbol, a la casa de enfrente. En el "dibujo" en la película, descrita por los gestos de la imagen grabada, el propio espacio físico se convierte en la obra. El espacio se desarrolla en un contrajuego con la circulación interna. A raíz de una idea, una mirada cae sobre un objeto, luego otro. Este aspecto de la textura de la obra que conecta la visión de los objetos con el movimiento que se encuentra dentro de ellos, me lleva a pensar con admiración en los pintores Paul Cézanne y Pierre Bonnard: Cézanne, el maestro de la línea y el "quantum pictórico" que representa el espacio como una realidad compuesta de momentos individuales; Bonnard, el maestro de la pintar un espacio animado.